En Chile y en muchos otros países de América Latina, la pobreza tiene rostro de mujer. También lo tiene la criminalización. Una estadística brutal lo confirma: el 89% de las mujeres presas por delitos de narcotráfico son madres, con un promedio de tres hijos, y provienen de entornos de extrema vulnerabilidad. No son capos ni grandes traficantes. Son el último eslabón de la cadena, el más castigado y el más reemplazable.

Interesante artículo para complementar la información: Las mujeres carne de cañon para el narcotráfico

La feminización del castigo

El narcotráfico se alimenta de la necesidad y, en particular, de la precariedad de muchas mujeres. En un sistema que las excluye del acceso a empleos dignos y las condena a la informalidad, muchas terminan siendo “mulas”, vendedoras al menudeo o encargadas de transportar pequeñas cantidades de sustancias ilícitas. Tareas de alto riesgo, baja ganancia y altísima probabilidad de ser detenidas. Mientras los líderes del negocio siguen operando desde las sombras, las cárceles se llenan de mujeres que, en muchos casos, solo intentaban sobrevivir.

Una vez presas, la condena no es solo para ellas. Es para sus hijos, que quedan a cargo de familiares, en hogares de acogida o, en el peor de los casos, completamente desprotegidos. La cárcel no resuelve el problema de fondo. Solo perpetúa un ciclo de pobreza, abandono y marginalización.

¿Es justicia o castigo selectivo?

El Estado persigue con fuerza a estas mujeres, pero no a quienes se enriquecen verdaderamente con el tráfico de sustancias. Las penas por microtráfico suelen ser más severas que las de delitos económicos, y la reinserción es casi imposible. Sin acceso a oportunidades laborales al salir de prisión, muchas terminan volviendo al mismo circuito que las llevó ahí en primer lugar.

Es momento de preguntarnos si esta es la manera correcta de enfrentar el problema. ¿Estamos combatiendo el narcotráfico o castigando la pobreza? ¿Es justicia o simplemente un castigo selectivo para quienes tienen menos posibilidades de defensa?

Visibilizar para cambiar

Este blog y la polera que estamos lanzando buscan generar conversación sobre esta realidad. No se trata de romantizar ni justificar, sino de entender que hay causas estructurales detrás de cada historia. Que estas mujeres no son las grandes criminales, sino las que llevan la peor parte de un sistema que se enriquece con su sufrimiento.

Si esta información te mueve, compártela. La conversación es el primer paso hacia el cambio.

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